jueves, 22 de noviembre de 2007

Pobrecita la Iglesia, tan cerca de Dios y tan lejos del pueblo

Por Javier Garza

Norberto Rivera se va con todo contra la Convención Nacional Democrática (CND), el gobierno de Distrito Federal, y el Frente Amplio Progresista (FAP), es decir, contra todos aquellos que se han mostrado críticos con él, prueba de esto es el cierre de la Catedral hasta nuevo aviso.

Todo comenzó el domingo 18 de noviembre de 2007 cuando se llevaba a cabo la tercera asamblea nacional de la CND mientras la senadora del PRD Rosario Ibarra de Piedra daba un discurso, mujer conocida por su ardua lucha en favor de la defensa de los derechos humanos en México. Cuando daba su discurso en punto de las doce del mediodía, las campanas de la Catedral sonaron y resonaron durante aproximadamente 12 minutos, tiempo que excede el común. La senadora entonces detuvo su discurso para dar tiempo a los campanazos y después de algunos minutos al verse impedida de continuar con su mensaje hizo referencia al hecho. El asunto no pasó a mayores. No obstante, un grupo de aproximadamente 50 personas que al parecer estaban en la CND entraron a la Catedral y manifestaron su inconformidad por lo sucedido sin realizar actos vandálicos ni violentos. Salieron de la Catedral y de nueva cuenta el asunto no pasó de ahí.

Nadie pensó que lo que estaba por venir se convertiría en algo que trascendería, y es que la Iglesia se ha dedicado, desde el domingo y seguramente el resto de la semana si no es que más tiempo, a difundir (y a figurar) en todos los medios de comunicación, desprestigiando a los miembros de la CND, acusándolos de revoltosos y violentos. Del mismo modo, la Iglesia Católica entabló una demanda y por lo mismo el PRD se vio obligado a entablar otra para deslindarse de lo sucedido; además la Iglesia exige presencia policíaca para garantizar la tranquilidad de la Catedral. Entre los muchos argumentos que dan está además el que la gente no puede acceder a la Catedral por las múltiples manifestaciones y eventos que se llevan a cabo en el zócalo capitalino, ya no digamos que además temen por su integridad. Da lástima pensar que la Iglesia, como institución, tema que le suceda algo, qué no se supone que en todo caso es la Iglesia la que debe estar de lado del pueblo, defendiéndolos y apoyándolos en sus causas. No, perdón, aludí a algo que nunca ha existido, o cuándo la Iglesia ha perseguido algo que no sea autoridad, intervención en el Estado y por ende Poder. Ve por la integridad de quiénes, ¿De los muchos casos de niños abusados por sacerdotes o de los sacerdotes que abusan de los niños?, ¿De la libertad de expresión en las comunidades o de su libertad de expresión para operar un canal religioso?, ¿Qué dice o qué calla en torno a los múltiples conflictos sociales del país? Es lamentable, que en México (y generalmente en todo el mundo) la Iglesia no tenga autoridad moral. Es lamentable e irónico, principalmente proviniendo de quienes se suponen están a favor de la vida, de quienes deben poner la otra mejilla, de quienes viven en castidad, austeridad, al servicio de Dios y de la gente. No tienen moral, repito, y lo que promueven no es otra cosa sino moralina, de la más vil, más vulgar. Pero que se puede esperar del Cardenal Norberto Rivera Carrera y la mafia que encabeza.

Y seguramente los que se van a ir al infierno son los que manifiestan su inconformidad, los que defienden sus derechos. Al menos eso ha de pensar el vocero del arzobispado ya que manifestó su satisfacción por que “de manera espontánea vengan a buscar el perdón”, en referencia a un hombre que se disculpó por los actos que cometió en una manifestación el 5 de noviembre de 2006.

La religión no tiene la culpa, la Fe mucho menos, son hombres de carne y hueso, con más defectos que virtudes lo que están provocando y polarizando a un buen sector de la sociedad.

Lo que debemos preguntarnos es ¿Cómo es que se le da tanta importancia a esto en los medios televisivos y radiales, y cómo es que nunca se le dio la difusión debida a la CND? ¿Y los temas que ahí se abordaron, los referentes a derechos humanos, a la privatización de PEMEX y una posible movilización social en caso de que esto suceda? Pero así es nuestro México, donde la impunidad, la corrupción, y la manifestación de poder, en este caso de la Iglesia, prevalecen.

Pobrecita la Iglesia, tan cerca de Dios y tan lejos del pueblo.

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